jueves, 25 de julio de 2013

PROYECTO: "CHOLIFICAR EL ARTE OCCIDENTAL" II

SEGUNDO ACTO



91 LATAS CON MIERDA
DE ARTISTAS NACIONALES
 
(PERFORMANCE-ARTE OBJETO)

AUTOR:
Mario Fernando García

COAUTORES:
Sabina Paredes, Javier León, Nelson Santos, Juan Arellano, Javier Escudero, Hernán Cueva, Jenny Fraga, Fernando Guerrero, Manuel Ortega, Julio Guevara, María Moreira, Daniela Estévez, Cintia Román...
Apropiación y "cholificación" de la obra "Artist´s Shit", de Piero Manzoni (1961).

CITAS DE REFERENCIA:
"Todo lo que sale del artista, es arte"
Piero Manzoni
“Todo lo que escupe el artista, es arte.”
Kurt Switters
“Cada hombre es un artista.”
Joseph Beuys

“Si era un artista y estaba en el taller, entonces cualquier cosa que estuviese haciendo en el taller debía ser arte.”
Bruce Nauman

 "Si era un hombre -o mujer- artista y estaba en el taller, entonces cualquier cosa que saliera de mí, escupiera o estuviera haciendo en el taller debía ser arte; a menos que..."

              
                              
El "campo dominante" del arte (Bourdieu) es emulado inútilmente -a pequeña escala- en la ciudad de Quito (Ecuador), principalmente por parte de sujetos y círculos sociales pertenecientes a las capas más occidentalizadas o en proceso de serlo (estudiantes). Casi todos los artistas locales tratan de establecer empatía con los principios de ese arte, practicando la estrategia de la "mímesis complaciente" ya desde épocas coloniales y republicanas, sin resultados considerables, lamentablemente.

Sobre esa dependencia cultural se ha teorizado ya bastante: Marta Traba (Dos décadas vulnerables de las artes plásticas latinoamericanas) y Juan Acha (Las culturas estéticas de América Latina) constituyen un buen ejemplo de lo mencionado. Oswald de Andrade (1928) nos dijo: "solo me interesa lo que no es mío" en su manifiesto antropófago, dando cuenta y enfrentando el problema con responsabilidad social.
Ahora, sin embargo, su pensamiento crítico al parecer se disolvió en la nada, en el ámbito artístico nacional, dentro del cual los actores sociales ignoran o aparentan ignorar los factores que aún inciden sobre la valoración de su producción artística y sobre su propia significación. Sobre tal significación del artista local ya he hablado en una de mis obras: "El significante es el significado" (Diálogo de Imaginarios, I Expo FAUCE, Centro Cultural Metropolitano, 2011) tratando de comprender y denunciar las reglas del juego del arte local, a ser diferentes formas de simpatía:

a) Simpatizar con los criterios mayoritarios, sociales o de grupo (masas) buscando la inserción -por aceptación- del sujeto dentro de un colectivo, del que luego se obtendrá alguna ventaja útil a su supervivencia. Pues bien, si dicho colectivo supone el aprecio por uno u otro arte, entonces habrá que afiliarse al mismo, como un cardumen, mientras más al centro y menos diferente, mejor.

b) Simpatizar con el "poder social" de élite, para obtener de él el respaldo y aval necesario para poder emerger de entre los "nadies", tal cual lo hacen algunos artistas que conozco. Chupar, bailar, fumar, tomar cafesito y enseñarle los dientes en señal de disimulada sumisión, como buen primate.

c) Simpatizar con los discursos y valores del espacio social occidental y del campo dominante del arte mundial. Y cómo no hacerlo, habría que ser bien bruto o una especie de suicida social, cuando uno de los principios fundamentales es "mantenerse cerca y empático al Poder" y así sobrevivir recogiendo lo que a éste se le cae de la boca.

d) Simpatizar con las estéticas, los modos, las costumbres, los criterios, los sitios, los diálogos, los enemigos y los miedos. Y así tener una calmada, asalariada, normal, larga y autorizada vida. Tal cual los primeros indiecitos que se dedicaron a copiar de los manuales de iconografía religiosa y real traídos de Europa.

El punto es el siguiente: "Occidente", frente a tanta simpatía subalterna -ya tradicional-, se impone por sobre cualquier discurso artístico e impide la emergencia del "arte o artistas periféricos" a ese símbolo, en especial de origen local, más aún siendo de estratos socio-económicos medios o bajos (esto sucede también en la Política, el gobierno lo sabe). Aquí debemos afrontar el hecho de que el "arte culto" nacional, de un tiempo acá está siendo arrebatado por las clases sociales altas esgrimiendo un discurso altamente ilustrado. Un buen ejemplo de lo dicho es la tendencia a premiar la "trayectoria" del artista, que se adorna barrocamente de evidencias eurocéntricas (estudios en el corazón de Europa, participaciones en numerosísimos eventos internacionales, capacidad retórica y discursos racionalistas encriptados) y engorda currículums y catálogos antológicos con los que los artistas de pueblo solo pueden soñar. Ello implica una gran inversión en la educación del artista, en tiempo dedicado al arte y no a la supervivencia salarial, en viajes, gestiones, amigos, fiestas, tejidos y tejidos propios de la clase social alta.

Así pues, el tema del arte parece ser -sobre todo- un asunto de "poder social" y no de "calidad plástica o teórica", como tanto se argumenta hoy en día en un esfuerzo por ocultar la realidad, y parece aún estar atravesado por valores medievales y poscoloniales.

Por ello, en este segundo acto (obra), en un tono satírico, cada una de las 91 latas mencionadas en el título, dialoga con la obra original de Piero Manzoni y sus fundamentos, y son -evidentemente- la parodia de un esfuerzo local hasta ahora inútil por tratar de acceder al circuito mundial del arte en base a la simple e ingenua "mímesis complaciente" de los "hábitos alimenticios" del llamado "primer mundo", sin considerar los factores determinantes de clase, raza y geografía antes descritos (dejando de lado el mercado).

Así pues, como metáfora, los co-autores locales -si es que los hay, caso contrario e de cagarme en todas las 91 latas- de esta obra, habrán ingerido previamente alguno de los correspondientes productos prestigiosos (aceitunas, vino, jamón serrano, camembert, pesto, jd, café valdez, etc.), al tiempo que habrán leído textos teóricos universales, con fondo musical clásico, barroco o alternativo, sentados sobre sillas plegables o su equivalente, frente al mar o paisajes volcánicos, con copa en mano, vistiendo ropa fina o cool, en actitud crítica ilustrada, etc. Para evaluar luego, la "calidad" de su "residuo digestivo" (esto es una metáfora) en relación al proveniente del intestino extranjero, y así establecer objetivamente las características y el valor social a nivel global de la "merda d´artista quiteño".
"En un estudio realizado sobre 30 textos de "arte culto" de categoría “universal”, de edición reciente, europea y norteamericana, no se encuentra registrado ni un solo artista ecuatoriano o quiteño, del pasado o del presente -ni siquiera Guayasamín-, lo cual da cuenta de su exclusión absoluta del campo del arte mundial, y de su historia, génesis, circuitos y mercado"
LA JODIDA POSICIÓN SIMBÓLICA DEL ARTE QUITEÑO CONTEMPORÁNEO", FAUCE, 2013). 

lunes, 8 de julio de 2013

PROYECTO: "CHOLIFICAR EL ARTE OCCIDENTAL" I



PRIMER ACTO

"CHOLIFICANDO EL ARTE OCCIDENTAL"
(PERFORMANCE)
Autores:
Mario García y Byron Mendoza 

Apropiación y "cholificación" de la obra “Walking in a Exaggerated Manner Around the Perimeter of a Square" de autoría de Bruce Nauman (1968).


Byron Mendoza caminando alrededor de un cuadrado en el mercado de San Roque.




CITAS DE REFERENCIA:

· “…aunque parta del supuesto de que hace miles de años la humanidad entera produce esas formas sensibles cuyo juego funda significaciones (esa práctica que la estética occidental llama arte), de hecho, el modelo universal de arte es el correspondiente al producido en Occidente en un período históricamente muy breve (siglos XVI al XX).”
Ticio Escobar

· “El concepto de arte, se sabe, es occidental. Surgió en la Europa del Renacimiento…”
Adolfo Colombres

· “En cuanto marca de refinamiento y progreso, el concepto de civilización es valorado como un estado avanzado y superior de la Humanidad, en el que la ignorancia debe ser superada en un proceso de perfeccionamiento continuo. En pos de dicho objeto, tanto la “cultura” como la “civilización” son concebidas como desarrollos universales, que alcanzan a la totalidad de los pueblos e, incluso, a aquellas etnias con mayor retraso respecto a esa línea evolutiva. Es así que durante el transcurso de aquel siglo (XVIII), ambos términos no solo alcanzan prácticamente el rango de sinónimos, sino que, además –como se advertirá luego- , se extienden como parámetros para la medición del “nivel de civilidad” de las naciones; de hecho, ya en el marco de los procesos en torno al desarrollo, serán los rasgos que permitirá a Europa presentarse como la máxima institución cultural y la encargada de colonizar y civilizar a los llamados países “subdesarrollados”.”
Bruno Maccari y Pablo Montiel

· “…es manifiesto que la concepción ilustrada de la cultura conllevó la extensión y posterior naturalización de una serie de valoraciones; a saber: la universalidad y “unicidad” de la cultura; las artes, la literatura y las ciencias como las manifestaciones culturales más elevadas; la caracterización de la cultura europea como “avanzada”, “civilizada” y “superior”; y la noción de progreso cultural, cuyos parámetros están representados por la mencionada civilización europea.”
Bruno Maccari y Pablo Montiel

· “Todo lo que escupe el artista, es arte.”
Kurt Switters

· “Todo lo que sale del artista, es arte.”
Piero Manzoni

· “Si era un artista y estaba en el taller, entonces cualquier cosa que estuviese haciendo en el taller debía ser arte.”
Bruce Nauman

“Cada hombre es un artista.”
Joseph Beuys


Para nosotros es indispensable recuperar el símbolo del arte, hoy en manos de Occidente, "cholificando" premeditadamente aquel arte occidental que entra en contacto con las culturas latinoamericanas y, a la par, dar cuenta del cambio que involuntariamente experimenta el arte occidental en su proceso de superposición al medio latinoamericano. Es decir, evidenciar un tipo de cholificación inversa, de lo occidental en contacto con lo andino (en oposición al concepto original de “cholificación”), y cuyo hecho no se entienda como un proceso degenerativo, sino propositivo. Coadyuvando a la construcción de un arte local con sus particularidades –y no puro o aislado-, apuntando a su reivindicación dentro del campo mundial, en base a la “inserción viral” de elementos significativos-estéticos, propios de la cultura local, principalmente –pero no exclusivamente- de herencia andina prehispánica –a más de mestiza-, sobre formatos, conceptos y obras representativas del arte occidental contemporáneo de tipo performático. Dando cuenta de los elementos artísticos locales –por ende culturales- que históricamente han quedado por fuera del arte culto –y con ellos sus pueblos-, y en segunda instancia entendiendo el arte culto como un ejercicio de autoridad –al servicio de una estructura social colonial- practicado inconscientemente por medio de la institucionalidad (la tradición, la academia, la estética, la ética, la política y el “buen gusto”) en general a favor de la conservación del estatus quo dominante a nivel global. Situación que ha desautorizado las manifestaciones artísticas periféricas, más allá de su condición de calidad, en beneficio del campo del arte occidental y por ende de su mercado.



Byron Mendoza interpretando la performance "Cholificando el arte occidental", en el Mercado de San Roque.

DESCRIPCIÓN DE LA OBRA
AUTORES: Mario F. García y Byron Mendoza
INTÉRPRETE: Byron Mendoza
GÉNERO: Performance
DURACIÓN: 15 minutos
LUGAR: Mercado de San Roque, Quito - Ecuador.
EVENTO: Primer Salón de Arte Contemporáneo "San Roque", organizado por Cintya Román y Rubén Toapanta.
FECHA: Julio 12 de 2013




"Cholificando el arte occidental", en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador (Quito, 25 de julio de 2013).







jueves, 4 de julio de 2013

"COMO UNA OVEJA" (PERFORMANCE DE MÓNICA JEREZ)


 
Es evidente que la obra de la artista Mónica Jerez (estudiante de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador) expresa sus significados de manera clara y sin encriptamientos conceptuales –vicio recurrente en el arte contemporáneo- siendo sin embargo una obra de características contemporáneas, debido a los medios empleados, a la temática tratada y a su presentación pública y profana.



“COMO UNA OVEJA” (05-07-2013) nos habla de la capacidad cierta que el arte contemporáneo quiteño tiene -ya no solo potencialmente- de interactuar efectivamente con la sociedad y cultura en que se desenvuelve, con el “verdadero espectador”: el transeúnte de las calles, universidades y otros espacios públicos de lo cotidiano, recorridos por hombres, mujeres, niños, jóvenes y viejos, de todos los géneros, sin “intención cultural” alguna, a diferencia de cuando se visita un centro cultural tradicional, siempre un poco a la fuerza.
Mónica lo consigue con valentía, con base estadística y con el apoyo de una juventud consciente y “sin-vergüenza” que se agrega a su propuesta, pues la entiende como una acción performática necesaria e inteligente, que aglutina el sentir individual, desde la experiencia personal e íntima, hacia una unidad visible por voluminosa, y descaradamente confrontativa, a la que le urgen respuestas y soluciones concretas por parte de la institucionalidad oficial y de la cultura machista en que estamos tod@s inmers@s.

 
Así mismo, otras artistas de la FAUCE, con su obra “NO TODO ES COLOR ROSA” se preguntan: “…por qué la mujer –ante la sociedad- en lugar de ser víctima, termina siendo culpable de lo que ha sucedido…” (Aracely Guachamín y Mayra Iza, 2013) supuestamente debido a su “vestimenta provocativa” y a su “conducta libertina”. “Es culpa de las chicas”, se escucha con frecuencia, frente a los últimos acontecimientos de femicidio acaecidos en nuestro medio, dando cuenta de un juicio simplista que en la práctica conduce al retroceso de los derechos de la mujer en cuanto a sus libertades de decisión y acción dentro de la sociedad ecuatoriana: niñas y adolescentes “mejor guardadas” dentro de sus casas, padres enfadados, mujeres temerosas. Lo que en suma hace de la nuestra una sociedad menos justa.
Ambas son acciones artísticas que redefinen –localmente- el rol tradicional del artista, ubicándolo como un agente social políticamente activo e indispensable.